Vamos a ver porque no hay que fiarse a las aperiencias y que hasta lo más chiquitos pueden tener un importancia muy grande.
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La reina de las abejas – Cuento de los Hermanos Grimm para niños
Hace mucho tiempo, tres príncipes salieron de su castillo para viajar y vivir muchas aventuras. Los dos hermanos mayores, supuestamente más inteligentes y más fuertes, se burlaban mucho del mas joven al que decían el « bobo ».
En su camino, los dos mayores mostraban muy poca compasión para los animales e insectos. Un día, quisieron destruir un hormiguero.
Otro día, quisieron cazar unos patos solo por diversión.
Y finalmente quisieron quemar una colmena para encontrar miel.
Pero, las tres veces, el hermano menor les convenció de que no lo hicieran.
Llegaron finalmente a un palacio en donde solo se podían encontrar estatuas. Intrigados, recorrieron todo el castillo pero no había nadie. Era como si el castillo había sido encantado.
Hasta que, por fin, encontraron a un hombre grande detrás de una puerta que tenía tres cerraduras.
El hombre no les dijo nada. Solo se levantó de su mesa y les abrió la puerta para darles de comer y llevarlos cada quién a una recamara.
En la mañana, el misterioso hombre despertó al mayor de los hermanos y lo llevó a una mesa de piedra. Ahí estaban inscritas tres pruebas que tendrían que cumplir para salvar el castillo y regresar todos a la vida.
El hermano mayor empezó con la primera prueba, que consistía en encontrar las mil perlas de las princesas en el bosque, pero no logró superarla y se convirtió en estatua
Al otro día, el segundo hermano lo intentó pero tampoco pudo pasar la prueba y se convirtió también en estatua…
Entonces llegó el turno del « bobo ». Estaba a punto de abandonar la primera prueba en el bosque cuando llegaron las hormigas que había salvado de sus hermanos unos días antes.
Como para agradecerlo, ellas fueron y encontraron las perlas y las dejaron en su lugar. ¡Había pasado la primera prueba!
Al otro día, el segundo hermano lo intentó pero tampoco pudo pasar la prueba y se convirtió también en estatua…
En la segunda prueba, tenia que encontrar la llave de la recamara de las princesas en el fondo del lago.
El hermanito no podía nadar tan profundo pero llegaron los patos que había ayudado. Se metieron al agua y regresaron con la llave. ¡Segunda prueba superada!
La tercera prueba era la más difícil… Tenía que descubrir cuál de las tres princesas durmiendo en el castillo era la más joven. Las tres se veían idénticas y le era imposible diferenciarlas.
Lo único que se sabía es que, antes de dormir, la mayor había comido un poco de azúcar, la segunda había tomado un poco de jarabe y la menor había probado una cucharada de miel.
En ese momento, la reina de las abejas salvadas del fuego por el « bobo » llegó también para ayudar. Voló arriba de cada princesa y se quedó arriba de la que había comido miel, ¡la más joven! Así fue como pudo lograr la tercera prueba.
Con las tres pruebas superadas, se rompió el maleficio y todos en el castillo regresaron a la vida gracias al niño en el que nadie creía.
Fin del cuento para niños de La reina de las abejas de los Hermanos Grimm.
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